En mi última vida
baje a los altos infiernos
balanceándome por precipicios
Colmados de demonios
hermanos mios todos
como llamas al fuego.
Era el azufre
señal de procedencia
y la angustia
la marca de la bestia.
Cuanto mal acecha
al borde destos cerros..
Nos pusimos a prueba
como de costumbre.
Mi muerte
me siguió de cerca
como un perro verde
que muerde fuerte.
El hierro herró
el plomo me aplomo
Tu espíritu malo
dejo mi puerta cerrada.
Hoy te proclamo
mi batallador.
Misteriosa es tu senda
y desconocida tu fortaleza.
Tu nombre ignoro
como lo que me espera
ahora suplicante.
Mi última muerte
es la primera
en servirme
la verdad completa.
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